La muerte de Julen. Luces y Sombras.
Después de una larguísima espera, y no por ella esperanzadora, esta madrugada, en torno a la 1,25 horas los equipos de rescate han localizado el cuerpo sin vida del pequeño Julen. De inmediato, y como es preceptivo ajustándose a la norma, ha sido la Guardia Civil la encargada de sacar a la superficie el cadáver del pequeño, que llevaba a 70 metros de profundidad más de 10 angustiosos días.
Hasta este extremo nada que matizar, salvo expresar mi reconocimiento y gratitud a todas las entidades e instituciones, empezando por la propia Guardia Civil y por la Brigada de Salvamento Minero que, aún considerando cuál podría ser el desenlace, no dudaron en invertir los esfuerzos y recursos que consideraron para localizar cuanto antes a Julen, que ya forma parte de todas las familias españolas.
Sin embargo, sí hay un detalle que me llama poderosamente la atención. Sabemos que han intervenido en este operativo diferentes empresas privadas que han aportado su profesionalidad, experiencia, recursos y buen hacer. Pero desde la buena voluntad y sin él mínimo resquicio de duda hacia la gestión de estas entidades, yo reflexiono. ¿Por qué la Delegación del Gobierno en Andalucia no solicitó la intervención en Totalan de la Unidad Militar de Emergencia, o de Unidades de Pontoneros del Ejército de Tierra? Estas unidades tienen medios más que suficientes, y están tecnológicamente y con medios materiales y humanos cualificadamente preparados para este tipo de accidentes? De verdad, llama poderosamente la atención.
No pretendo hacer una crítica, ni está en mi ánimo devaluar a unos equipos en beneficio de otros. Simplemente es una reflexión en voz alta.
De hecho el trabajo de la Brigada de Salvamento Minero, un equipo de héroes anónimos altamente cualificados física, psicológica y humanamente hablando para meterse bajo tierra y enfrentarse a este tipo de situaciones críticas, hicieron un trabajo merecedor de un reconocimiento y un tributo general.
El pequeño Julen ya descansa en paz. Y sus padres pueden llorarle desde la paz que se siente en el corazón al saber que, ante accidentes de estas características, una localidad como Totalan, una comunidad como Andalucia y un país como España, siempre contará con héroes anónimos, hombres de carne y hueso que se dejarán la piel para resolver la situación de la mejor manera posible, aun sabiendo que el resultado sea la peor de las noticias que jamas hubieran querido transmitir.
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