#EternoQuini
Hoy se cumple un año de aquella fatídica tarde – noche de 2018, en la que toda la ciudad de Gijón se estremeció al conocer la inesperada muerte de Enrique Castro, Quini, víctima de un infarto de miocardio.
Gijón lloró amargamente, pero también el mundo del deporte, y, especialmente el del fútbol, a un icono, santo y seña de generaciones pasadas y futuras. Emblema de la villa de Jovellanos, Hijo Adoptivo o, como dicen por estas tierras, un verdadero “paisano” que, gracias al fútbol, y a su club del alma, ese Real Sporting, aupó el nombre de Gijón por más de medio mundo.
Demostró no sólo su amor por el fútbol, sino en el plano personal, cuando la vida le embistió en varias ocasiones, de forma descarada y cruel, le plantó cara y fue capaz de salir de todos los atolladeros y dar un ejemplo de valentía, tesón y coraje.
En Gijón, Quini fue mucho más que un ciudadano ilustre de la ciudad, fue un ciudadano comprometido. Una persona insustituible e imprescindible, un modelo a seguir para generaciones futuras no sólo en el ámbito del deporte, sino en la propia sociedad. Gijón le sigue echando de menos y le sigue llorando porque una sociedad moderna, solidaria, y vanguardista necesita personas de la talla de El Brujo comprometidas con la sociedad para hacerla mejor y más grande.
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