#CentenarioDelibes
Recientemente la Asociación de Escritores Noveles ha organizado un acto de homenaje al escritor Miguel Delibes, coincidiendo con el centenario de su nacimiento.
Para llevar a cabo este acto, la asociación pidió la colaboración, y la consiguiente autorización de la Fundación Miguel Delibes, que preside Elisa Delibes, una de las hijas del autor.
Desde el primer momento, todo fueron facilidades por parte de la fundación: se consensuaron las agendas, se concretó el formato del acto, y se confirmó la presencia de ambas presidentas, de Elisa Delibes por parte de la fundación, y de Covadonga Sánchez, presidenta de la asociación de escritores noveles. Y también participó Amparo Medina-Bocos, doctora en Filología Hispanica y una de las mayores expertas en la obra de Delibes.
Lo primero que quiero, a través de estas líneas, es agradecer a la propia presidenta de la fundación, a su director, y al resto del personal de gestión las innumerables facilidades que ofrecieron para que acto se organizara con facilidad desde la asociación, con apenas una cuenta de usuario de zoom, y una limitada base de datos de contacto, así como la cesión de uso de algunas fotografías del autor.

Esto me lleva a una reflexión importante: cuando dos entidades coinciden en su camino, y se cruzan sus maneras de ser y de entenderse, los actos se organizan solos. (permítanme la expresión), y las sinergias fluyen y comunican por sí solas. Es cuestión de voluntad, y de profesionalidad.
Cierto es que «el idilio» entre Delibes y la asociación viene ya del año 2008, como bien explicó nuestra presidenta en el propio homenaje, y previamente ya había publicado en un artículo de opinión en el diario El Comercio el pasado día 16 de octubre. Cuando presentamos la asociación en Valladolid, las circunstancias hicieron que la autora Felicitas Rebaque, nuestra delegada en la capital pucelana, fuera vecina del propio Delibes. Sin pensárnoslo dos veces, se le pidió al autor de «El camino» o «Cinco horas con Mario» que apadrinase el acto. Pero lamentablemente su salud ya no era buena. Sin embargo, nos escribió una carta que decía así: Estimados amigos: Me alegra la noticia que me dais; los escritores noveles unidos no dejan de ser una fuerza. En los años 40, en Valladolid, yo escribía más solo que la una. ¡Cuánto hubiera deseado unos compañeros! Lamento no poder estar con vosotros el 12 de febrero en el acto de presentación de la Asociación en Valladolid, pero os apoyo y os deseo muchos éxitos. Un cordial saludo, Miguel Delibes.
Si Delibes era así, era de “esta pasta”, que a una asociación tan incipiente como la nuestra entonces merecía una respuesta, no es de extrañar que hoy, doce años después, quienes preservan su legado cultural y literario bajo el abanico de su fundación sean personas cercanas, entrañables, profesionales, y, sobre todo, facilitadoras, para que todo salga bien. Se nota en seguida quien tiene voluntad de facilitar el trabajo y en la Fundación Miguel Delibes se respira a través del teléfono y del correo electrónico.
En medio de esta pandemia que parece que no tenga fin, conmemoraciones como el #CentenarioDelibes es un elixir necesario e imprescindible, que sirve para relajar y, volviendo a referirme a Covadonga Sánchez, y nos transporta a los escenarios de «Nini, Mario, Pedro, Daniel “El Mochuelo”, Roque “El Moñigo” y “Germán el Tiñoso”, o Lorenzo el cazador».
Termino este agradecimiento a Elisa, a Fernando –director de la fundación-, y al resto del equipo con un video que es necesario que nadie deje de ver, que permite dibujar una escena muy evidente de Delibes y, especialmente de MAX, y su familia. Se trata del programa Imprescindibles, que TVE emitió en homenaje el propio día 17 de octubre fecha exacta del centenario de su nacimiento. https://youtu.be/uYoMiqKHHUk
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