Más de tres cuartas partes de la geografía española se ve afectada por una gélida borrasca que deja un manto blanco de nieve y hielo en más de media España, unas temperaturas históricas que han descendido hasta niveles nunca vistos, y un país semi paralizado.
Y ante esta situación cabe una reflexión seria y profunda en diferentes direcciones.
Lo primero que sorprende ante este contexto es la ausencia total de la cúpula del Gobierno: tanto del Presidente como de los vicepresidentes. Apenas se vio unos segundos a Pedro Sánchez pero ni rastro de Carmen Calvo, de Pablo Iglesias, de Nadia Calviño o de Teresa Ribera. Esto, para empezar, es vergonzoso, y, para seguir, es una manifiesta falta de respeto a todos los españoles. Durante meses, Pedro Sánchez nos amargó cada fin de semana, diciéndonos que teníamos que ser limpios y lavarnos las manos, con eternos sermones televisivos con indiscutible complejo de aprendiz malo de telepredicador, y, sin embargo, ante una emergencia meteorológica se esconde en Moncloa y enmudece. Y lo más grave y más indecente sucedió ayer domingo. Presidió la reunión del gabinete de crisis en el Ministerio del Interior, y, en vez de comparecer a continuación ante los medios de comunicación, vuelve a desaparecer. Me voy a ahorrar lo que pienso, porque en este momento me acuerdo de una frase que siempre decía mi madre: «la mejor palabra, siempre es la que queda por decir». Muy cierto.
En una ocasión escuché decir a la Presidenta de la Comunidad de Madrid que «Madrid es España», y en esta ocasión Isabel Díaz-Ayuso lleva toda la razón del mundo porque las consecuencias del azote que ha sufrido la Comunidad de Madrid a causa de la borrasca Filomena ha afectado a toda España, con independencia de los daños directos que la propia Filomena ha dejado en la propia Comunidad y en la capital.
Cierto es también que esta borrasca está resultando excepcionalmente brusca y dura, pero ello no es obstáculo para poner sobre la mesa las muchas cosas que se han hecho bien y analizar aquello que se debe mejorar para el futuro.
No es fácil, desde ningún punto de vista, gestionar una crisis así, en la que te encuentras una ciudad arrasada por la nieve, bloqueada, colapsada por tierra y aire, con cerca de cinco millones de habitantes, en donde desde el primer momento de la crisis se suceden las emergencias y los problemas como un carrusel de un parque de atracciones.
Lo cierto es que nadie lo ha gestionado perfectamente, pero nadie lo ha gestionado de manera pésima; dicho de otro modo. Ha habido errores y aciertos por parte de todas las Administraciones Públicas: por parte del Ayuntamiento de Madrid, al timón de Martinez-Almeida, evidentemente hubo más aciertos que errores; por parte de la Comunidad, al frente de Diaz-Ayuso también hubo bastantes aciertos, y por parte de la Administración del Estado, con un “Presidente a la fuga”, que pone “frente a los leones” a dos de sus ministros, el de Interior y de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, cuyas gestiones han demostrado ser manifiestamente mejorables. No así, la gestión de Margarita Robles, ministra de Defensa, y, por tanto, máxima responsable de Unidad Militar de Emergencias que, de nuevo, vuelve a estar a la altura y limpia el polvo y tachones de sus compañeros de Gobierno.
Pero hay dos elementos fundamentales que debemos poner de relieve, una vez más.
Por un lado, el papel de nuestros servicios de emergencia y protección civil que, a pesar del colapso de la situación, están dando lo mejor de sí mismos para devolver la normalidad a ciudades y pueblos, para que los ciudadanos recobren su cotidianeidad. Se están dejándose la piel para España vuelva a la normalidad sin descanso, empalmando un día con otro, la mañana con la tarde, la noche con el día… Son nuestros héroes sin capa y sin espada.
Y en estas situaciones es cuando demostramos que somos un gran país, y los ciudadanos estamos dónde tenemos que estar. Y nos arremangamos y sumamos junto a nuestros servicios de emergencia y protección civil dando lo mejor de nosotros mismos para ayudar, para sumar, para remar en la misma dirección. Y eso lo hemos visto, en claros ejemplos, como las brigadas vecinales que se han organizado para quitar la nieve y evitar las placas de hielo o la plataforma SOS4x4 que han invertido su tiempo, sus recursos, y sus vehículos para hacer servicios de todo tipo de transportes y traslados, o los taxistas que se han brindado voluntarios para también de realizar gratuitamente traslados.
En resumen, el paso de Filomena no va a dejar indiferente a nadie. Lo importante es pensar muy seriamente que se ha hecho mal, muy mal, pesimamente mal, y no repetir errores, Errores haberlos hailos diría Núñez Feijoó pero sólo citaré la hazaña de Barajas, dejando gente tirada hasta 3 días, aunque José Luis Ábalos ensanche pecho diciendo lo contrario. Pero ya sabemos que él atiende a la voz de su amo. Y es que Iván Redondo todavía tiene mucho poder dentro y fuera de Moncloa. A las pruebas me remito.
Visitas: 0