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Javier Lambán, un presidente culto en una encrucijada salvable

Un político, sea municipal, autonómico o nacional, debe reunir muchas cualidades para desarrollar su tarea con éxito, considerando que a diario no resulta nada fácil estar expuesto a los golpes de los ciudadanos, de otros políticos, también de tus compañeros de partido, de diferentes capas de la sociedad, y de los medios de comunicación. A esta retahíla de sentencias, ahora hay que añadir también a la jauría tuitera, esa manada de jueces inmisericordes que todo lo saben y cuyo escenario es exclusivamente las redes social, pero cuyo nivel cultural y social deja muchísimo que desear.

Fotografía: @el_pais

Todo esto es el pan nuestro de cada diría, que diría mi madre. Pero lo que no es habitual, es encontrarte con un político, en este caso, con un presidente autonómico, que cuando sus obligaciones institucionales se lo permiten, utiliza su perfil de twitter para exponer pequeñas píldoras literarias de sus últimas lecturas, y nos va descubriendo autores y obras literarias de una calidad notable, o nos comenta cualquier otro detalle que considera de interés para sus ciudadanos y para su comunidad.

Cualquier político debe tener un valor añadido, además de ser un hombre (o mujer) últil, como dice el periodista aragonés Lisardo de Felipe, es el hecho de ser un hombre culto: un amante de la lectura, del arte, de la música, del cine, del teatro… de cualquier manifestación cultural o artística, o de todas. Esta maleta no sólo enriquece la calidad del propio ser humano, sino que otorga un valor intangible al cargo institucional, a la “cara pública”, Como decía el escritor británico W. Somerset Maugham “la lectura no da al hombre sabiduría; le da conocimientos”. Qué a nadie le quepa la menor duda, cualquier cargo institucional, desde el concejal del pueblo más pequeño de España a nuestro Rey Felipe VI, todos debe tener conocimientos y formación para ejercer mejor su labor institucional. Y la lectura es una fuente inagotable de conocimientos para descubrir mundos distintos a los que nos transporta cada libro de forma totalmente inconsciente.

En este sentido, el Presidente del Gobierno de Aragón, el ejeano Javier Lambán  es un gran lector, y basta con repasar el timeline de su perfil de twitter para darnos cuenta de la vasta trayectoria lectora que lleva sobre sus espaldas. Y no le duelen prendas en alabar un libro cuando le gusta. Política y lectura no son incompatibles. Al contrario. Se percibe en sus parlamentos este torrente de lecturas que lleva en consonancia con su edad y su bagaje formativo. Me gusta mucho comprobar cuando un político hace gala, sin estridencias ni sudor, de su bagaje cultural públicamente y sin ruido. Javier Lambán es uno de ellos.

Probablemente más de uno que lea estas líneas se sorprenderá ante  estas palabras, pero Lambán es un político de ésos de raza, que conoce la política desde sus entresijos más pequeños, como es ser concejal y, posteriormente alcalde de su pueblo, Ejea de los Caballeros, la capital de la comarca zaragozana de las Cinco Villas hasta llegar a ocupar el despacho de la Presidencia del Gobierno de Aragón en el Edificio Pignatelli, sede del Gobierno. Esta trayectoria, su  Doctorado en Historia, y su carácter, estoy seguro que ha configurado su vida política y le ha hecho tener una visión más global, y más constitucionalista de la política española, y, lógicamente aragonesa. La cultura, la lectura, estoy convencido, que fue uno de los mejores compañeros de viaje para ayudarle a tener una visión más profunda de las situaciones y de las personas en muchos momentos vitales. Decía un escritor norteamericano que “en muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida”. Estoy completamente seguro que es lo que habrá sucedido al Presidente Lamban en reiteradas ocasiones.

Y en medio de todo esto, la semana pasada, en el Hospital Miguel Servet, al que tanto cariño tengo por razones familiares, le detectaron un cáncer de colon. Y ayer, en un ejercicio de responsabilidad institucional, de transparencia, de humanidad, y. sobre todo, de sentido común, convocó una comparecencia de prensa para anunciar la noticia.

La vi en directo, a través de La Sexta. Y, una vez más, vi al Lambán más humano, más sincero, más honesto –consigo mismo, con su Gobierno y con Aragón-, y más honrado también.

Javier Lambán forma parte de esa hornada de políticos que, estés o no de acuerdo con su ideología, pero lo cierto es que cae bien. No en vano, no había acabado la rueda de prensa en el Edificio Pignatelli que twitter, uno de sus medios naturales, ya echaba humo. Y no había siglas políticas: Pablo Casado, Jorge Azcón, Luis M. Beamonte, Inés Arrimadas, Daniel Pérez Calvo, Pedro Sánchez, Isabel Díaz-Ayuso, Emiliano García-Page, Ana Pastor, Edmundo Bal, Concha Andreu, Salvador Illá, Adrián Barbón, María Navarro Viscasillas, Maritxell Batet, Mario Garcés, JuanMa Moreno… la lista es eterna. Pero también personas de la sociedad civil han mostrado su respaldo, su solidaridad y han enviado palabras de ánimo al presidente aragonés.

Fotografía: @heraldoes:

Y es en estos momentos cuando te das cuenta de los políticos que son útiles y los que no lo son. Lambán se encuentra en el primer grupo. Ahora está librando una de las peores batallas de su vida, pero juega con una ventaja importante: tiene el apoyo de los suyos –de su familia-, de su equipo de Gobierno, y de sus más estrechos colaboradores, entre los que siempre se encuentra una persona que brilla con luz propia desde hace… ni se sabe cuántos años (el referente,  el ‘maestro’ de todos),  y, además,  lleva consigo la confianza ciega en la sanidad pública, y una maleta cargada de conocimientos y de cultura. Todos los vientos le soplan a su favor.

Desde aquí le deseo toda la suerte y todo el ánimo del mundo, y estoy convencido que le irá bien. En este tipo de batallas hay algo importante para ganarlas, y Lambán lo tiene: la detección temprana, por un lado. Y a su vez, siempre tendrá a mano un objeto muy preciado  que, aunque ayer no lo tenía, estoy convencido, que si llegan malos momentos, le ayudará a superarlos en paz y con tranquilidad: un libro… o varios.

La vida acaba de atizar un revés a Lambán, a un buen tipo; estés o no de acuerdo ideológicamente con él, lo cierto es que estamos ante un político necesario, e insisto, útil a Aragón y a los aragoneses. Y lógicamente, a España. Podía haberse retirado de escena, a sus cuarteles de inviernos a Ejea de los Caballeros, y dedicarse exclusivamente a cuidarse y a luchar contra el cáncer, entre lecturas varias.  Pero en su ADN está seguir trabajando para vencer a la Covid y sacar a los aragoneses de la crisis más pronto que tarde. Esa es la diferencia de su DAFO personal e institucional. Por eso, en algunos aspectos envidio a los aragoneses. La diferencia entre unos presidentes y otros es notable, y se nota en detalles como éste. Se llama responsabilidad. Y Lambán lo es. Y también es honrado.

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