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MasterChef se llama formación

La obligación de cualquier medio de comunicación es formar, informar y entretener; tres funciones primordiales para que la población se fidelice al medio y aumente su share. Pero si esto es importante, lo es mucho más en una televisión, y aun aumenta mucho más si esto se produce en una cadena pública, como es Televisión Española.

Fotografía: @hola

Hoy comienza una nueva edición del famosísimo concurso MasterChef en Televisión Española. Muchos ríos tinta se han vertido alrededor de este programa, y alrededor de los miembros de su jurado: los chefs, Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nájera y Jordi Cruz, que con una pericia y profesionalidad encomiables llevan ya tantas temporadas a sus espaldas. Y todas con éxito asegurado.

En el DAFO de este programa, hay una intangible más que notable. Se llama formación. El jurado tiene un olfato especial para detectar aquellos concursantes que tienen ‘maneras’ para la cocina, que tienen ganas, que se esfuerzan. A esos procuran hacerles un hueco en sus casas (en sus restaurantes) para darles una oportunidad, o en casas de amigos que creen que pueden darles la oportunidad que necesitan. Una oportunidad profesional tan necesaria, a veces, como vital, que llega a transformar sus vidas para siempre.

Dicho de otra manera, MasterChef forma a aquellas personas que quieren abrirse un camino en el dificultoso mundo de la gastronomía. No es un camino sencillo, y los tres jueces lo saben. Lo llevan tatuado en su piel y en su ADN. Su experiencia, su trayectoria profesional y sus méritos avalan su trayectoria. Y les permiten algunas licencias, a la vez que le otorga la licencia de saber quién vale y quién no. Por eso, cuando otean el horizonte de los concursantes, en seguida detectan quien vale y quien no.

Fotografía: @lavozdegalicia

Recientemente el programa, y por ende su jurado, ha sido galardonado con el premio Joan Ramón Mainat 2021 por el Festival de Televisión de Vitoria-Gasteiz. Y este premio se lo han concedido por los valores que transmite el programa, la defensa y la difusión que hace de la gastronomía, así como su éxito de audiencia en TVE. Nueve ediciones y los récord de audiencias son los mejores avales.

Esta noche volveremos a ver cómo se desenvuelven los aspirantes en las cocinas de MasterChef y cómo afrontan los retos culinarios a los que les enfrentan los jueces. Será prematuro para augurar el futuro de ninguno, pero ya, de entrada, es importante el hecho de llegar a este punto. Ya denota voluntad, tesón, ganas de cocinar y, sobre todo, garras de cocinero. Su futuro aún está por escribir pero de entrada ya es imprescindible el paso que han dado hoy.

En una televisión pública son necesarios programas como MasterChef; programas con valores; programas que eduquen, que formen; que abran las puertas a un  futuro mejor al ser humano. Es una responsabilidad social innegable de Televisión Española. Y MasterChef y su productora, Shine Iberia, cumplen está función. Larga vida y miles de ediciones más, en todos sus formatos a este gran programa que, más allá de los récord de audiencia, sólo por formar a personas, y darle una oportunidad profesional en la vida, merece respeto. Y a esa tribu sin toga que tan alegremente sentencia desde twitter, pomadita.

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