La XI Unidad de Intervención Policial

Desde muy niño tengo una profunda devoción y admiración por el Cuerpo Nacional de Policía. Este cuerpo policial siempre estuvo muy pegado a mi vida por diferentes motivos, que me vincularon a él. En él tengo bastantes amistades y no me oculto de presumir de ello en mi particular ‘hoja de servicios’. De hecho, si mi vida hubiera discurrido por otros derroteros, previsiblemente yo a estas alturas estaría formando parte del mismo.
Dentro del Cuerpo, hay unas unidades a las que les tengo especial cariño. Las Unidades de Intervención Policial (UIP), más conocidas como unidades antidisturbios. Su profesionalidad, eficacia, rigor y ética profesional me ha quedado demostrada siempre. En mi etapa profesional tuve la oportunidad de trabajar conjuntamente con ellos en varias ocasiones y en diferentes escenarios. Siempre han demostrado lo mismo. Debajo de los uniformes hay unos grandes profesionales de la seguridad, unos magníficos servidores del orden público y, sobre todo, unas grandísimas personas.
Es curioso observar cómo, popularmente, se asocia estas unidades como unidades represivas, implacables, enérgicas… cuando la realidad es muy distinta. Por supuesto que están especializados en el mantenimiento del orden público ante situaciones especiales, como manifestaciones, encierros, algaradas callejeras y otras lindezas ‘civilizadas’.

Pero también es absolutamente cierto que su nivel de especialización va mucho allá. Están preparados para preservar la seguridad ante eventos multitudinarios, como conciertos, partidos de fútbol, grandes concentraciones de público. También tienen otras funciones como colaborar en la protección de Sus Majestades los Reyes y altas personalidades nacionales y extranjeras. Por otro lado, están especializados para actuar ante calamidades y catástrofes públicas, como ha sucedido recientemente en Madrid con la borrasca Filomena y posteriormente con el derrumbe del edificio de la calle Toledo.
Personalmente he vivido situaciones muy complicadas en las que su intervención ha sido clave para resolverlas de forma exitosa, sin incidentes. Podríamos decir sin lugar a equivocarnos que son una de las unidades de élite de la Policía Nacional.
Esta semana la XI Unidad de Intervención Policial con sede en Aragón ha recibido la Corbata de la Orden del Mérito Civil. Esta distinción que ha sido entregada por la Delegada del Gobierno, la socialista Pilar Alegría. Bueno está, aunque lo lógico es que este acto lo hubiera presidido el propio Ministro del Interior.
Este reconocimiento quiere poner de relieve la colaboración y el trabajo de la Policía con los ciudadanos para lograr una sociedad mejor, más libre y más segura.

Creada en el año 2008, esta unidad cuenta con más de un centenar de componentes y a realizado cerca de 4.000 dispositivos de mantenimiento de la seguridad pública, más de 300 despliegues relacionados con eventos deportivos o la detención de más de 500 delincuentes. Motivos más que suficientes para que los aragoneses se sientan orgullosos.
Es evidente que detrás de cada intervención hay horas y horas de trabajo, entrenamiento, dedicación, y profesionalidad. Hoy es un día para que los aragoneses puedan presumir más si cabe de su Policía. Y por derivación los españoles. Les sobran los motivos.
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