170 años de Ramón y Cajal

La Historia de los pueblos se pinta a base de los retazos de los hombres y mujeres que, con su conocimiento, su esfuerzo, su generosidad y su compromiso dan lo mejor de sí mismo en favor de la sociedad.
Hoy hace 170 años que nació Santiago Ramón y Cajal, el mejor médico y científico español, especializado en histología y anatomía patológica. Gracias a su esfuerzo y sus investigaciones, en el año 1906 compartió el Premio Nobel de Medicina con Camillo Golgi «en reconocimiento de su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso».
Fue pionero en la descripción de las diez sinapsis que componen a la retina. Mediante sus investigaciones sobre los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, desarrolló una teoría nueva y revolucionaria que empezó a ser llamada la «doctrina de la neurona», basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales. Humanista, además de científico, está considerado como cabeza de la llamada Generación de Sabios. Es frecuentemente citado como padre de la neurociencia.

Aunque navarro de nacimiento, siempre vivió en Aragón. Ello lo convirtió en aragonés de hecho y de derecho. Un referente indiscutible de la mejor Historia de Aragón, pero también de la mejor Historia de España.
El tiempo es quien coloca a cada persona y a cada cosa en su lugar. Santiago Ramón y Cajal no solo fue un valioso patólogo y bacteriólogo, también se desarrolló en otras materias como la fotografía, el dibujo o la escritura. Fue un escritor prolífico, del que no solo se conserva literatura científica, también escribió cuentos y relatos. Zaragoza y Aragón se reconocen en sus escritos como lugares imprescindibles en la vida de Ramón y Cajal.
Hoy es el cumpleaños del padre de la Neurociencia, y en un momento en el que España cada vez está más teñido de equipos de investigación científica y biomédica, muchas de los trabajos científicos que hoy se gestan en

nuestros laboratorios tienen su caldo de cultivo en los estudios originarios de Ramón y Cajal.
Sin ningún género de dudas, sus trabajo son fuente de inspiración y de documentación para muchas de las publicaciones científicas que han dado respuestas a enfermedades que últimamente están siendo agresivas y crueles para el ser humano. Para el Profesor Severo Ochoa, Ramón y Cajal fue el cientifico más grande que ha tenido España.
Como científico, desde niño siempre fue una persona inquieta y, según su padre «era corto y encogido de expresión». ¡Menos mal que era corto y encogido de expresión…!
Aragón cuenta con un panel de hombres y mujeres ilustres que, a lo largo de su Historia, han escrito las mejores páginas desde la “nobleza baturra” con tesón y sin ‘reblar’. Santiago Ramón y Cajal es uno de ellos.

La mejor ciencia que hoy se escribe se le debe a él. Un valor para Aragón y para España. En un momento que se tiende a despreciar lo que realmente importa, figuras como Ramón y Cajal, que no viven en twitter, tienen más valor que nunca, y es imprescindible reivindicar su legado y su obra. Fue un revolucionado de la medicina, a quien hay que recordar hoy y siempre. Su legado es infinito, y hoy la neurociencia ha llegado hasta dónde ha llegado gracias a él y a sus trabajos.
En el 170º aniversario de su nacimiento no solamente Aragón está de celebración. El mundo de la neurociencia debe muchísimo a este aragonés universal. Hoy muchos enfermos crónicos y con enfermedades neurodegenerativas y antiinflamatorias empiezan a encontrar respuestas a sus preguntas gracias a aquel niño que nació en Petilla de Aragón hoy hace 170 años, al que su padre lo calificaba como «corto y encogido de expresión».
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