Un año para la Historia…
Ayer acabó el año 2022, un año muy complicado en algunos planos, como el geopolítico y el económico, pero también en el político. El 2022 se llevó a personas que han entrado en la Historia por diferentes motivos, como la Reina Isabel II, el Papa Emérito Benedicto XVI, Pelé, el periodista José Luis Balbin, los escritores Javier Marías y Dominique Lapierre, el cantautor Pablo Milanés, el locutor Jesús Quintero, o el torero Miguel Báez “El Litri”, entre una larga lista de personas que fueron destacadas en sus disciplinas, y en 2022 nos dejaron un poco más huérfanos.

Sin embargo, el año 2022 fue un año para la Historia… del ceremonial y del protocolo. No en vano, el mundo puso los ojos en dos lugares, epicentro de dos personas influyentes, y sobre las que giró una buena parte de la política internacional. Me refiero a Backingham Palace, residencia de la que fue Reina Isabel II hasta su fallecimiento, y la Ciudad del Vaticano, especialmente, el Monasterio Mater Ecclesiae, residencia de Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI desde su renuncia al Sillón de Pedro.
Para muchísimos británicos, la muerte de Isabel II supuso la muerte de “la Reina”. También para otros muchos ciudadanos de diferentes países del mundo. No habían (habíamos) conocido otra monarca. Con motivo de su fallecimiento, en este mismo espacio publiqué un artículo, «La Reina ha muerto. Viva el Rey». En él analizaba qué significó para los británicos su monarquía y, sobre todo, cómo ella misma -la mismísima Isabel II- había organizado, preparado, supervisado, y dejado perfectamente articulada toda la transición monárquica para que la entronización de su hijo, el futuro rey Carlos III, se produjera sin sobresaltos y con paz social. Para ello, redactó la famosa Operación «London Bridge», mediante la cual articulo cómo debía ser su despedida y todos los pasos hasta que el rey Carlos III accediera al trono. Toda una lección de ceremonial y protocolo. Pero también de respeto y lealtad hacía su pueblo y hacia sus instituciones.

Si damos un salto desde Londres a Roma, en escasas ocasiones, se han visto imágenes de la actividad del Papa Emérito Benedicto XVI en su residencia del Monasterio Mater Ecclesiae durante estos años ‘de jubilación’. Todo un gesto de respeto y lealtad a la figura del Papa Francisco.
Y ayer nos levantamos con su fallecimiento. Un fallecimiento que arrastraba muchas preguntas desde un punto de vista de ceremonial y protocolo. ¿Quién anunciaría al mundo y a la Iglesia Católica su fallecimiento? ¿Cómo sería su despedida? ¿La presidiría el Papa Francisco? Muchas preguntas que, conforme pasaban las horas, la Oficina de Prensa del Vaticano iba aclarando.
Si hay dos eventos que concitan toda la atención del sector del ceremonial y del protocolo son las despedidas de un monarca y de un pontífice. En el año 2022 asistimos a la despedida de la Reina por antonomasia. Este año que acabamos de estrenar asistiremos, por primera vez en la Historia de la Iglesia Católica, a la despedida de un Papa presidida por otro Papa. Será un acto para el estudio.

De igual modo, que fueron días para la Historia todo lo que aconteció en torno a la famosa Operación ‘Puente de Londres’.
No cabe ninguna duda. Figuras tan destacadas en la historia del mundo como Isabel II o Benedicto XVI darán muchísimas hojas del papel couché en el mundo del protocolo y del ceremonial. Igual que estuvimos atentos el pasado, ahora volveremos a estar atentos. Seguro que nos encontraremos con algún gesto digno de comentar. No en vano, en el Vaticano al igual que en Backingham Palace no hay absolutamente nada abrazado al azar o a la improvisación. Un espejo, especialmente para algunos jefes de gobierno que, reiteradamente en público, desprecian a su Jefe de Estado, incluso en los actos de inauguración de líneas de alta velocidad.
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