La comunicación corporativa, un instrumento imprescindible

En todos los ámbitos de la vida la comunicación es esencial. Es la herramienta fundamental para llegar a más clientes en el sector de la empresa; sirve, por otro lado, para reforzar nuestra reputación y nuestra marca, y para transmitir mensajes optimistas y positivos de nuestros productos. Pero también es un instrumento esencial hacer llegar al público nuestra actividad y nuestra postura sobre muchas cuestiones o para hacer llegar al público nuestra actividad. Por esta razón es absolutamente esencial comunicar bien siempre. En este sentido, la comunicación corporativa siempre debe pasar por una comunicación integrada porque, en caso, contrario, estaremos caminando hacía la antesala del fracaso.
Desde niño constantemente escuché a mi madre la misma frase: «lo más atrevido de este mundo es la ignorancia». Ella, que como todas las madres, era una mujer sabia, se refería en estos términos cuando alguien creyéndose el más experto del mundo mundial cometía (y comete) el más horrendo de los errores, fruto de su vanidad; error, por otro lado, que puede ser, en muchas ocasiones la antesala de un fracaso sin límites cuando el traspiés se enmarca en la esfera profesional.

Estoy cansado de ver cómo supuestos expertos en mil materias, nuevos catedráticos de castillos de naipes cimentados sobre arena, se creen que saben de todo, especialmente en el mundo social media y en el de la comunicación. Gravísimo error. Ciertamente, si nos damos un paseo por cualquier red social nos daremos cuenta cómo hay infinidad de expertos que están haciendo un flaco favor a la marca a la que supuestamente representan porque, realmente, en las redes sociales no vale todo, ni se puede publicar todo, ni cabe todo. Hay que comunicar bien siempre, porque comunicar bien es sinónimo de éxito. Comunicar mal en redes sociales es la sentencia de muerte de la marca a corto o medio o medio plazo.
Una marca, la que sea (una empresa, una tienda, un club deportivo, una asociación, un partido político, una fundación, un restaurante…) debe ser debe ser visible en positivo. Generar engagament. Y esto únicamente se consigue de una manera (bueno, de varias): interactuando con la comunidad de esa red social; interactuando con tus propios seguidores y tus fans; apostando por contenido más visual; incluir llamadas a la acción en las publicaciones; compartir publicaciones potentes de otros usuarios que generen tráfico hacía nuestro perfil. Asi de fácil. Así de sencillo. ¿Fácil, verdad?
Pero no. Con frecuencia nos tropezamos con verdaderos inútiles (con perdón) que sin tener un ápice de conocimientos en redes sociales y menos de comunicación, no sólo están cavando la reputación y la imagen de la marca a la que representan con ‘su gesta’, sino que nuestros héroes son los artífices de que esos perfiles terminen languideciendo más pronto que tarde. Todo por una manifiesta falta de conocimiento, pero también una más que abultadísima ausencia de compromiso, y una vanidad y un ego superlativos. Todo muy casposo.
La comunicación es esencial, como ya he dicho. Pero hay que comunicar correctamente, y saber cuándo hay qué hacerlo, cómo, de qué forma, siempre con el mismo objetivo: mejorar la marca que tenemos detrás, sea la que sea.

En este sentido, el Profesor Joan Costa fue muy claro cuando hablaba de «integración»; es decir, la comunicación se integra dentro de todas las áreas de la ‘marca’; algo absolutamente imprescindible para alcanzar el éxito. Dicho de otro modo, más sencillo: cada área tiene que cumplir unos objetivos que se integrarán en el objetivo global. Por eso, el responsable de comunicación vende la marca, su reputación, su imagen, y con una más que marcada proyección hacía el futuro y hacía el exterior. Se trata, sencillamente, de estrategia global. Pero si nos cargamos esta estrategia global… simplemente estamos socavando la propia marca. Por esta razón el responsable de comunicación tiene tres responsabilidades implícitas: su sustentabilidad, su reputación y su imagen pública.
Por eso es absolutamente imprescindible trabajar integradamente de ‘forma horizontal’ entre todos los departamentos para que el propio responsable de comunicación reúna todos los ingredientes, y, como decía anteriormente, ‘venda la marca’.
En base a todo esto, es absolutamente necesario el trabajo en equipo tanto interna como externamente, porque ello será la clave del éxito. No se puede comunicar al margen de los departamentos de tu entidad.
En el siguiente video, el Profesor Joan Costa explicaba para Dircom estas cuestiones, y otras muchas:
(Fuente: Dircom)
En el mes de marzo del año pasado, en esta misma página publiqué un artículo titulado: «La visión global de la comunicación». En el mismo, hablaba de las fortalezas que tiene una marca cuando se reúne del mejor equipo en los puestos de dirección, dado que hay muchas personas sobradamente cualificadas y con un altísimo grado de compromiso y de responsabilidad… de igual modo que hay un nutrido grupo de personas que están en puestos cualificados que cada mañana sólo tienen un objetivo: calentar el asiento de su lugar de trabajo sin más voluntad de compromiso, sin más ganas de sumar, y con muchísimas menos intenciones de cooperar y ser proactivos.

En ese artículo decía textualmente: «La política de comunicación de cualquier entidad –la que sea- siempre se tiene que dirigir desde la experiencia, de forma limpia, transversal, transparente, teniendo muy en cuenta que cualquier organización no vive en soledad aislada en la sociedad, e incluso dentro o fuera del país. Vive interconectada con otras entidades de diferentes tipos y condiciones. Por eso, hay que comunicar interna y externamente correctamente. Comunicar bien implicar potenciar tu marca. Comunicar mal implica destruir tu marca. Por eso cualquier entidad debe hacerse eco de aquellas realidades del día a día que preocupan al conjunto de la sociedad. Obviar esto no sólo es un error, es una falta de respeto y una manera muy torticera de comunicar». Venía a decir, quizás con palabras más gruesas, lo que señalaba el propio Joan Costa.
Y en el mismo artículo me refería al problema que tiene dejar los temas de comunicación en personas inexpertas, que generan problemas internos, que no empatizan con el resto de equipos, y que generan más conflictos que soluciones.

Si trasladamos esto al mundo de las redes es más de lo mismo. Hay que comunicar horizontalmente, con trasparencia, con una visión global y estratégica de lo que se quiere comunicar, y siempre, con imágenes potentes que hablen y trasladen un mensaje positivo. En caso contrario, y hay muchos, estamos cavando la tumba de la marca de nuestra entidad. Es decir, estamos ante un futuro muy tenebroso.
Pero por desgracia en muchas ocasiones nos tropezamos con gente que se encuentra muy cómoda en divanes muy lóbregos, fruto de su ego, de su vanidad… y de su estupidez patológica. Funcionan a ‘golpe de ego superlativo’, y cuya única meta su gloria infinita, sin darse cuenta que están echando al abismo, primero el trabajo de sus compañeros; para seguir, la reputación y la imagen de la marca que tienen detrás; y para continuar, su proyección interna y externa. Aduladores sin oficio ni beneficio que les quedan muchas horas de clase, aunque se crean eméritos. Y lo son. Por supuesto que lo son. Estamos ante emérios de la ignorancia y de la mugre. Y así van las cosas.
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