La sombra de ‘El Brujo’ sigue siendo alargada

Mañana se cumplirán cinco años de la desaparición de uno de los jugadores más grandes de la historia del fútbol español. Mañana se cumplirán cinco años de la desaparición de Enrique Castro ‘Quini’, EL Brujo; y su sombra sigue siendo alargada. «Hay personas que en su ciudad son iconos, emblemas, mitos, que su nombre ya hace por sí mismo que el tráfico rodado se pare, porque son santo y seña. Representan lo mejor de lo mejor en la ciudad. Desde su atalaya personal o profesional hacía el exterior» esto escribí en este mismo espacio hace tres años en una publicación. Tres años sin Quini.
Es una verdad incontestable. Personas que en la sociedad siempre suman, y nunca restan, que siempre están cuando se les necesita, y cuando no, que concilian y no dividen, aunque desaparezcan, su sombra es alargada. Justamente lo que le sucede a El Brujo.
Gijón se estremeció aquel 27 de febrero de 2018. A todos los gijoneses, de dentro y de fuera, se nos paró el reloj, y se nos secó unos centímetros de nuestra alma al conocer que al Embajador del Real Sporting de Gijón se le había parado el corazón para siempre. Una noticia inesperada que cayó como jarro de agua fría y no sólo recorrió los ambientes deportivos (especialmente futbolísticos), sino fue un mazazo para toda la opinión pública gijonesa.
Para definir cómo era Quini, el periodista deportivo Juanma Castaño (también gijonés) lo define perfectamente en el siguiente video, de igual manera que define cómo vivió aquellas 48 horas siguientes a su fallecimiento. Para todos los que vivimos en Gijón no fueron unos días negros. Fueron días espantosos.
(Fuente: Real Sporting de Gijón)
Y en esta línea de valores también es importante poner de relieve las palabras de otro sportinguista destacado ‘el Pitu’ Abelardo. Efectivamente, la proyección del Real Sporting en buena medida se le debe a Quini no sólo como jugador destacado, sino en de su brillante carrera como embajador del club.
(Fuente: Real Sporting de Gijón)
Lo dije en este mismo espacio, y me reitero. «Tuve oportunidad de tratarlo y hablar con él más allá de los terrenos de juego, y sólo voy a decir que, por encima de todo, era un gran tipo, un extraordinario ser humano; como dicen en Asturias, “un paisano”. Comprometido, solidario, humilde, discreto, sencillo, con una fina ironía que ya tenía poso desde su época de jugador en el Sporting. ‘El Brujo’ a pesar de los miles de vaivenes que la vida le atizó, siempre dibujaba una sonrisa de cariño, de fraternidad, de afecto, de paz».

Aquello de “Ahora Quini, ahora”, ese inmortal grito de guerra le sirvió, entre otras muchas, cosas para sacarlo del pozo cuando perdió a su hermano Jesús en la playa cántabra de Pechón, y cuando la maldita enfermedad del cáncer le golpeó sin piedad. Pero siempre, en los momentos duros, y en los dulces, la famosísima Mareona estaba ahí apoyando, sumando, respaldando, empujando a su héroe. Porque para todos Quini era un héroe, incluidos algunos oviedistas.
Han pasado ya cinco años y el Real Sporting no termina de levantar cabeza. Es evidente. Le falta, como a cualquier motor, la chispa que le enciende y le estimula. En este caso, transformada en la arrolladora personalidad de El Brujo.
Recuerdo emocionado el día de su despedida en su estadio; digo su estadio porque, aunque no lo pudo ver, el estadio de El Molinón desde el día de su fallecimiento pasó a llamarse El Molinón Enrique Castro Quini. Los homenajes hay que hacerlos en vida para que el homenajeado lo disfrute y lo viva.

Aquel día las gradas era una conjunción de lágrimas y un grito unánime: “Ahora Quini, ahora”. No faltaba nadie. Montes, Novoa, Maceda, Joaquín, Uría, Echevarría, Juan Eraña, Puente, Cundi, Jiménez, Redondo, Enrique Morán, Ferrero, Eloy Olaya, Ablanedo II, o Ablanedo I. Pero también Luis Enrique, Lobo Carrasco, Emilio Butragueño, o Carles Rexach. No podía ser de otra manera. Despedíamos al más grande, de entre los grandes del fútbol español.
Después de cinco años, no tengo ninguna duda. Quini sigue vivo en Gijón, en Mareo, en su estadio. Su sombra sigue siendo alarga, y el sportinguismo de verdad le sigue echando de menos tanto o más como al día siguiente de su adiós. Y un ejemplo de que esa sombra sigue expandida por todos los lugares que Quini recorrió es este video con las canciones que el cantante Pipo Prendes interpretó durante su funeral:
(Fuente: Elopi23)
Cinco años ya, y Quini sigue entre los gijoneses, porque las personas buenas no desaparecen. Su legado y su impronta queda para siempre entre los suyos. Es el caso de quien hizo del Sporting no sólo el club de su vida, sino su familia en mayúsculas. Y los verdaderos valores del futbol (que ahora tanto escasean) su verdadero modo de entender la vida,
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